¡Que mala suerte!, salir al cine precisamente cuando él anda paseando por la ciudad con una flaca; sentí una enorme pena por mi corazón, ¿¡también tenía qué soportar esto!?, no pude evitar que lo viera, como tampoco pude evitar desear ser yo la flaca montada en la moto.
Ni siquiera ver a Johnny Depp en la gran pantalla y escucharle decir -Pero yo te amo...-, de la forma más dulce jamás pronunciada pudo hacer sentir mejor a mi corazón.
¿Qué podía hacer?
No tenía opción, solamente levantarme, vestirme y salir a brillar cada día... y así lo hice.
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