A veces parece que el alma se escapa de tu cuerpo. Tu cabeza hace mil cosas, con una facilidad y una eficacia increíbles. Pero cuando tomas consciencia de ti misma, te das cuenta que sigues tumbada en la cama con el termómetro bajo el brazo. Y entonces piensas: "¡quiero escapar!"
Hoy me he dado cuenta de que soy prisionera de mi cuerpo. Me cuesta respirar pero ya he imaginado que iba y volvía muy lejos. Me cuesta moverme pero yo ya he escrito millones de palabras. Me cuesta abrir los ojos, pero hoy ya he visto muchas cosas nuevas.
Hay un momento en que crees que eres libre. Pero todo es una farsa. Es imposible escapar de uno mismo. Tenemos la piel pegada al alma. Y eso, no hay quien lo separe.
By Ana Brossa
A veces yo también quisiera escapar de mi misma... pero sólo a veces.
Te dejo dos besos, uno en cada mejilla.
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