Querido Caballero:
Discúlpeme, si el olor a nardos procede del coloso jardín que me recuerda a usted.
Discúlpeme, si sus ojos de iris cristalino me recuerdan el agua clara de los lagos; discúlpeme si su perfilada nariz aún sigue viva en mis recuerdos...y si su rostro continúa vagando por mis sueños.
Discúlpeme.
Pues aún no lo he olvidado.
Le agradecería pues, señor, que desapareciera de mi pensamiento, que montara su caballo de acero y galopara hacia a la luna.
Y que desde allí le pida a ésta que borre mis memorias con un hechizo.
Pero como dudo que estos hechos ocurran algún día, seré yo misma la que se fugue con el destino. Sin ataduras, dueña del futuro, dueñas de mis decisiones, de mis errores...una vez más.
Y ante todo, dueña de mi corazón, aquel corazón que usted, señor, me robo tiempo atrás.
Hasta siempre.
Atte. Nunca tuya.
By Mitzi
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